Maximalismo encapsulado en una botella

Cada año, la inusual ginebra de carácter escocés nos sorprende con el lanzamiento de una nueva creación. En esta ocasión, Grand Cabaret nos traslada a los sabores y a la coctelería de las almas libres y creativas del Paris de principios del siglo XX.

La presentación en sociedad de Grand Cabaret no podía hacerse de una manera convencional, sino que debíamos ser fieles al espíritu de la marca y a los valores intrínsecos que se esconden detrás de esta icónica edición especial.

El reto residía, no sólo en transportarnos al mundo cabaret de ese periodo, sino en dar rienda suelta al maximalismo, donde más es más, donde debemos escapar del minimalismo para adentrarnos en un universo extravagante, sofisticado y misterioso, para conectar con la parte más curiosa y soñadora del público.

Además de su sabor a base de frutas de hueso, el elemento central de Hendrick’s Grand Cabaret es el candelabro, un guiño a las majestuosas reuniones que inspiraron la creación de esta bebida y que, debía ocupar un lugar protagonista en su presentación. 

Inspirados por el poeta William Blake “el camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría”, diseñamos una experiencia cuyo elemento central es un candelabro volador convertido en tirolina, capaz de sorprender y acaparar todas las miradas.

Así, convertimos el Teatro Joy Eslava en un efímero y espectacular Cabaret durante una noche, en la que invitamos a todos los asistentes a sumergirse en un mundo de fantasía, excesos y quimeras inundado por la exuberancia de la naturaleza, a través de personajes misteriosos y excéntricos en sus discursos y vestuario, shows en directo, decoración maximalista en cada rincón y, el elemento más importante que se desvelaría durante la velada: el candelabro volador. Una lámpara construida ad hoc para convertirla en una tirolina que sobrevolaría el teatro a 7,4 m de altura y durante 21 m de recorrido hasta el escenario. Todos los invitados fueron animados a presenciar y participar en este delirante vuelo del primer candelabro convertido en tirolina.

Un evento en el que todo estaba cuidado y al servicio de la marca: desde el diseño de los personajes, su vestuario y discurso, la paleta de colores que vestía el teatro, el atrezzo que evocaba al exceso, los videos que acompañaban cada una de las actuaciones en directo.